UN MINUTO A SOLAS CON JESÚS
ESCUCHAR
ESCUCHAR
Casi siempre a las mayorías de las personas le gusta ser escuchada, pero no le gusta tomar tiempo para escucuar a los demás.
Escuchar no es cerrar los labios, mirar a la persona con quien se está conversando y comenzar a buscar en la mente las cosas que hay en ella, no, escuchar es prestar tu vida, tu corazón a esa persona que necesita ser escuchada, es poner el corazón para apoyar a alguien, mirarlo a la cara, quedarte en silecio, demostrar atención con nuestro lenguaje corporal o no verbal, para servir a los demás.
Muchas veces buscamos que alguien nos preste algo de atención, sentirnos escuchados, importantes, saber que para alguien lo que decimos es verdaderamente grato y más si se trata de nuestras vidas.
Pero llegan cosas en nuestras vidas que no nos permiten desprendernos de nosotros para escuchar a los demás, no hay que ser Psicologos, ni entrar en ninguna terapia, con el respeto que merecen los Psicologos de mi lado, es simplemente acoger al hermano, saber que piensa, que siente, que le atormenta, sin emitir ningún juicio, sin emitir ninguna palabra, simplememente escucharlo y hacerle ver y sentir que lo que están transmitiendo es verdaderamente importante para nosotros.
Existe un personaje muy cercano a nosotros que en la mayoría de nuestro encuentro con él, los saludamos, le pedimos, le decimos lo que sentimos, pero no nos detenemos a escucharlo, no aquietamos nuestros ruidos internos para escucharlo, para ver cuáles son las soluciones que él nos trae y como debemos hacer las cosas, ese personaje tan famoso, grande y especial es Jesús nuestro Rey y Salvador.
Vamos hacer un ejercicio, vamos a comenzar con un minuto de silencio tratando de escuchar su voz, se lo presentamos así mismo, Señor desconocemos tu voz, eso que dicen que habla, pero hoy queremos hacer un pacto contigo para en cada encuentro iniciar con un minuto para escuchar tu voz.
Una de las clave para reconocer la voz de Dios, es que lo que el dice trae paz, sino trae paz no viene de Dios, otra clave es entregar nuestra voluntad para hacer lo que el quiere, otra cosa que podemos hacer es que cuando terminemos de hablarle nosotros a él, pues podemos ir diciendo gracias Señor; gracias Señor, en cada respiración o una jaculatoria como por ejemplo Jesús derrama paz, Jesús derrama paz, para que nuestro espíritu se baya aquietando y así permitir que la voz de Dios sea escuchada.
En Daniel 2-20-23 leemos:
Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabíduria. El muda los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes, da la sabíduria a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey. Gracias en el nombre de Jesús..
Amen Amen
Marlene Sánchez
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